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martes, 20 de octubre de 2009

Sobre transcripción e intervención musical

De todos es sabido que la transcripción es manera de enriquecer el repertorio de un instrumento con obras que no son para el. Pero hemos de plantearnos una cuestión. Hay muchas obras para guitarra, compuestas por autores no guitarristas, que pueden parecer por su escritura obras para guitarra.. pero se exceden en ocasiones de sus posibilidades. ¿Serían susceptibles de "transcripción"?. Decidir si actuar o no sobre esta tipología de obras es ya de por si una decisión controvertida. ¿Hasta que punto se respeta la obra de un autor, adaptándola o no? Bien es cierto que no es necesario tocar todo lo existente.. en otros instrumentos hay casos de cosas que solo pueden tocar ciertas personas. El caso en la guitarra es un poco distinto. Podemos encontrarnos cosas que son realmente intocables, por hábil que seas o tengas las manos enormes. Creo que en esos casos debemos considerar seriamente intervenir, para adaptarlas al instrumento. No creo que en esos casos sea respetar el instrumento o el autor el condenar una obra al olvido.
El gusto con que se haga esta intervención dependerá de muchas cosas: conocimientos de armonía, de estilo, de la obra del autor, etc, etc, y de las posibilidades técnicas propias, que en muchos casos condicionaran que los pasajes funcionen o no. Creo que deberíamos ahí ser conscientes de que debemos de pensar más en las posibilidades propias del instrumento que las propias, si se trata de hacer una edición, y no abusar de la adaptación propia, que tantos años lleva haciendo esos arreglos "fáciles" de obras más ambiciosas.. en ese caso creo que es mejor esperar un poco a mejorar, o nos encontraríamos con versiones fáciles de la Sonata de Ginastera enseguida. Estamos hablando de algo distinto.. de hacer funcionar una obra. Para ello tendremos que tomar en consideración cuestiones de dificultad "ideal", de las posibilidades a disposición del instrumento y en relación con su lenguaje. Una cosa, por ejemplo, que suele pasar, es que los pianistas suelen escribir para la guitarra acordes demasiado densos, con repeticiones de notas. Realmente, los pianistas juegan mucho con las texturas, desde la tradición clavecinística, aumentando número de notas para la dinámica y para cuestiones tímbricas. Realmente, en la guitarra, una sola nota, por ejemplo al aire, expresa tímbricamente más cosas, además de los armónicos que suele llevar asociados y que completan la audición casi de un acorde. A veces, acompañamientos demasiado densos o cargados pueden entorpecer una melidía que debería sonar libre y volátil. Eso sí, una reducción de notas en una textura debe hacerse con un gusto delicado.., que no perjudique la armonía ni ritmo subyacentes, lo que ya sería modificar la esencia de la obra. En definitiva, un guitarrista necesita hacer funcionar el instrumento y su técnica a su servicio, y no convertirla en un eterno sufrimiento y castigo sin un resultado bello.

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